La Suerte de los Vicepresidentes

Los últimos tres vicepresidentes de Banfield no terminaron su mandato. Tito García y Marcelo Martínez perdieron la vida en el cargo y Oscar Tucker se alejó de la institución por no estar de acuerdo con las políticas llevadas a cabo por el presidente de facto Spinosa.

Lo cierto es que Tucker quien durante años, desde afuera, se quejó sistemáticamente de los manejos Portellistas, en solo dos años se peleó con todos los medios partidarios, con la gente de relaciones públicas, con los deportistas de las distintas actividades, con su grupo más íntimo que aún sigue estando en el club a cambio de poder ingresar en los vestuarios, se peleó con los representantes de todas las agrupaciones, interrumpió una reunión de comisión directiva de Lanús para entregar una plaqueta, le pegó a Grondona, cibernéticamente obvio, fue responsable de la desaparición de 100 pelotas en el predio y a través de su esposa estuvo involucrado en el hurto de dinero del jardín de infantes. Completito el muchacho.

Si algo se puede decir a favor de Tucker es que siempre fue leal y funcional a Spinosa y a los políticos de turno que lo apoyaron, pero tuvo que entender que a la hora de bajar chirolitas a estos políticos de poca monta no les tiembla el pulso. Tucker solo se tomó tres meses para hacer efectiva se renuncia luego de pasear por toda Europa y Polinesia.

Finalmente, el mismísimo Cabezón logró poner en el cargo que deja vacante Tucker a su ahijado y dueño de Prichoda, el nefasto Alejandro Grigera, que tiene antecedentes familiares vinculados a los pases turbios de jugadores de nuestro club y también de Uruguay y fue el encargado de becar entre otros a Garnero, Mosset y Zamponi. Grigera es además empleado de Mariotto en el Banco Provincia.